¿Democracia en Europa o un club de élites disfrazado de representación?

¿Democracia en Europa o un club de élites disfrazado de representación?

El futuro de la Unión Europea se juega en un tablero donde las cartas ya están marcadas

La democracia en Europa es un concepto que suena bien en los discursos, pero cuando se rasca un poco la superficie, aparece la otra cara de la moneda: un entramado burocrático donde el ciudadano de a pie juega un papel testimonial. La reciente reelección de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea en 2024 ha sido el último episodio de un drama que se repite cada cinco años. Votaciones en el Parlamento, pactos entre partidos, discursos altisonantes… pero una pregunta sigue en el aire: ¿quién decide realmente el destino de la UE?

El déficit democrático y la ilusión del voto

El término «déficit democrático» suena técnico, casi académico, pero lo que realmente significa es algo más inquietante: las decisiones clave en la UE no las toman los ciudadanos, sino una casta política que juega al ajedrez con la voluntad popular. Un dato habla por sí solo: solo el 25% de los europeos que residen en otros países de la UE ejerce su derecho al voto en elecciones municipales y europeas. El desencanto es real, y la complejidad del sistema no ayuda.

image 3

Mientras tanto, el Parlamento Europeo –la única institución elegida directamente por los ciudadanos– sigue sin tener el poder real para iniciar leyes sin el visto bueno de la Comisión Europea. Es como pedir permiso a los dueños del casino para cambiar las reglas del juego.

«La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.» (Proverbio tradicional)

Von der Leyen y la danza de los poderosos

Si alguien tenía la esperanza de que las elecciones europeas de 2024 fueran un soplo de aire fresco, la realidad fue otra: 401 votos a favor, pactos entre socialdemócratas, liberales y verdes, y un gran guiño a los populares europeos. Todo envuelto en una narrativa de estabilidad y progreso. Pero… ¿qué pasó con la voluntad de los votantes?

La clave está en el sistema del spitzenkandidaten, que en teoría debería vincular la elección de la Comisión con la preferencia de los ciudadanos en las elecciones parlamentarias. Pero una vez más, el guion ya estaba escrito. En 2019, Von der Leyen no era la candidata principal de ningún partido, pero las negociaciones de última hora la catapultaron al cargo. En 2024, la historia se repitió, aunque con matices: esta vez ya tenía la ventaja del cargo y la maquinaria institucional de su lado.

«Democracia no es solo votar, sino saber por qué se vota y qué se hace con el voto después.»

El 63% de los eurodiputados elegidos en 2024 provenían de familias políticas distintas a las de sus votantes. Un parlamento que legisla más, pero representa menos. Una paradoja que desnuda la verdadera dinámica del poder en Bruselas.

¿Censura o control de la información?

En tiempos de incertidumbre, el control de la narrativa es esencial. La Ley de Servicios Digitales (DSA), promovida por Von der Leyen en 2023, ha sido presentada como una herramienta para frenar la desinformación. Pero, ¿quién define qué es desinformación?

Grupos de derecha y libertarios la han calificado de censura encubierta, mientras que la Comisión Europea insiste en que solo busca regular contenidos ilegales. Sin embargo, el informe sobre el Estado de Derecho 2024 fue un paso más allá al permitir que Bruselas condicione fondos europeos a la adhesión de gobiernos a sus estándares comunicativos.

El resultado: un creciente malestar ciudadano. Según el Eurobarómetro de 2025, el 68% de los europeos cree que la UE no escucha sus preocupaciones. ¿Casualidad? No lo parece.

¿Hay esperanza para democratizar la UE?

Hay quienes proponen reformas profundas, como el filósofo Jürgen Habermas, que aboga por una convención constitucional que dé más poder al Parlamento Europeo y establezca elecciones presidenciales directas. Sin embargo, los intentos previos, como la Conferencia sobre el Futuro de Europa (2021-2022), han dejado un sabor agridulce: grandes discursos, pocas reformas reales.

Una posible vía es el uso de plataformas digitales como Decidim EU, que permitirían una participación ciudadana más directa en cuestiones legislativas clave. Sin embargo, la verdadera pregunta sigue siendo: ¿existe realmente la voluntad de las élites europeas para abrir el sistema a un verdadero control popular?

«La democracia es el peor sistema de gobierno, excepto por todos los demás que se han probado.» (Winston Churchill)

La Unión Europea tiene un dilema: seguir funcionando como un club exclusivo con acceso limitado al ciudadano, o abrir las puertas a una participación real. Pero si la historia reciente nos enseña algo, es que los cambios en Bruselas no llegan por iniciativa de los de arriba. Y mientras tanto, los ciudadanos europeos siguen votando, confiando, esperando… y despertando.

12 / 100 Puntuación SEO

Visitas: 115

NEWS BY JOHNNY ZURI - La Actualidad SIN CENSURA y con estilo RETRO, FUTURISTA Y VINTAGE.

PUBLICIDAD

Si quieres un post patrocinado en mis webs, un publirreportaje, un banner o cualquier otra presencia publicitaria, puedes escribirme con tu propuesta a direccion@zurired.es

Previous Story

FERNANDO TRUJILLO SANZ: EL MAESTRO DEL THRILLER FANTÁSTICO

Next Story

Enrique Bunbury en Argentina despierta la esencia del rock más puro

MÁS EN

Plugin the Cookies para Wordpress por Real Cookie Banner