¿El futuro tiene forma de lente futurista? Oakley lanza su ELLIPSE más salvaje y nostálgica hasta la fecha
La nueva gafa Ellipse de Oakley condensa 50 años de caos, velocidad y diseño provocador 🕶️
La edición limitada Ellipse 50th Anniversary no solo celebra medio siglo de historia, lo reinventa con descaro.
Hace tiempo, en un garaje polvoriento y sin promesas, un tipo con ideas raras sobre el motocross y los materiales decidió que el futuro no tendría líneas rectas. Aquella chispa se llamó Oakley. Hoy, cinco décadas después, ese caos creativo que empezó con unos puños de manillar se condensa en un objeto que parece llegado de otro planeta: la Ellipse 50th Anniversary, una gafa que parece haber mutado directamente del propio ADN de la marca.
No exagero. Esta edición limitada no se conforma con mirar al pasado ni tampoco se pierde en los destellos vacíos del porvenir. Es una cápsula de tiempo que condensa lo mejor del ayer, lo más afilado del hoy y una promesa descarada de lo que vendrá. Un artefacto con vocación de leyenda.
Origen: oakley 50th anniversary | the ellipse limited-edition frame
El arte de convertir un logo en gafa
Hay marcas que diseñan un logo. Oakley, en cambio, decidió que su logo merecía ser una gafa. La Ellipse 50th Anniversary es eso: la “O” alargada, ese símbolo que ha adornado cascos, máscaras, gafas y chaquetas, toma forma tangible y envolvente. No es un guiño. Es una declaración.
Nick Garfias, vicepresidente de diseño de Oakley, lo dice claro: “Si le quitas el logo a cualquier producto nuestro, debería seguir siendo reconocible como Oakley”. Y vaya si esta lo es. La Ellipse es la encarnación más pura de ese principio.
“Es como si el logo hubiera decidido escaparse del papel para vivir su propia vida”.
Hay algo salvajemente liberador en esa idea. En tiempos donde todo tiende a disolverse en la imitación, Oakley elige reafirmarse: su silueta curva, su estructura agresiva y su presencia casi alienígena gritan sin pedir permiso.
Midas Fleck y Prizm 24K, oro para quien se atreve
El color tiene algo de alquimia. La Midas Fleck, mezcla entre negro lúcido y destellos dorados, parece el resultado de una combustión entre la noche y el metal precioso. Es elegante, sí, pero también desafiante. Tiene ese tipo de brillo que no busca agradar, sino dominar.
Y luego están las lentes Prizm™ 24K, que no solo reflejan la luz: la reordenan, la esculpen, la traducen. Con ellas, un bosque se convierte en escenario, una autopista en pasarela y un día nublado en videoclip. Como si llevar estas gafas fuera un filtro cinematográfico integrado en la retina.
“No ves el mundo. El mundo se transforma para ser visto por ti”.
Un Frankenstein de velocidad y nostalgia
Lo fascinante de esta edición es cómo mezcla, sin miedo ni vergüenza, pedazos de su historia. El contorno de la Ellipse remite directamente a los gráficos furiosos de los años 90, esa época de exageraciones gloriosas y diseño sin frenos. El tallo está tomado del modelo Radar EV, uno de los más vendidos de todos los tiempos, con su curva aerodinámica hecha para corredores que viven al borde.
Pero el verdadero salto está en la PhysioMorphic™ Geometry, una tecnología que más que diseño, parece esculpido. No hay líneas forzadas, solo formas que siguen una lógica que parece provenir de un ingeniero marciano. Todo es continuidad, fluidez, músculo visual.
Una historia contada con gafas
La Oakley Ellipse no es solo un homenaje. Es un punto de inflexión. Porque cumple con esa vieja máxima que reza que, para mirar hacia adelante, hay que saber de dónde vienes. Y Oakley, por contradictoria que parezca, nunca ha sido una marca que mire al pasado con nostalgia. Su homenaje es más bien una especie de rebeldía, un “sí, hemos llegado hasta aquí, ¿y qué vas a hacer tú al respecto?”.
A lo largo de los años, Oakley ha sido adorada por ciclistas, snowboarders, soldados, estrellas del cine y hasta tipos que simplemente querían parecer salidos de una película de ciencia ficción. Sus modelos han sido criticados, copiados, idolatrados y prohibidos en ciertos colegios. Pero nunca ignorados.
“Si no provocas, no existes”, parece decir cada nueva colección.
Y la Ellipse no solo provoca. Te seduce, te empuja y luego se burla si no estás a la altura.
¿Dónde y cómo conseguirla?
La pregunta lógica es si vale la pena el intento. Porque hablamos de una edición limitada. Y cuando Oakley dice limitada, no es postureo. La Ellipse 50th Anniversary solo estará disponible en tiendas insignia, socios seleccionados y, con algo de suerte, online —si es que no vuelan antes.
Para quien colecciona gafas como otros coleccionan arte, es una pieza que ya ha nacido mítica. Y para quien simplemente quiere lo mejor que Oakley ha hecho en medio siglo, no hay mejor excusa.
Puedes intentar hacerte con ella a través del anuncio oficial de Schön! Magazine, donde encontrarás más detalles y, quizá, ese enlace que te lleve a la compra.
¿Qué viene después de esto?
El verdadero misterio no está en la gafa. Está en lo que insinúa. Si Oakley ha conseguido convertir su logo en una pieza que parece salida de una nave espacial —con memoria retro, claro—, ¿qué será lo próximo? ¿Un casco que piense? ¿Una lente que prediga caminos? ¿Un modelo que se adapte a tu estado de ánimo?
Puede sonar exagerado. Pero recuerda: esta es la marca que empezó fabricando puños para motocicleta en un garaje perdido. Y que hoy diseña el futuro con la arrogancia de quien no necesita pedir permiso.
“Cuando crees que ya lo has visto todo, Oakley aparece y cambia las reglas.”
“No es solo una gafa, es una declaración de intenciones con forma de artefacto”
“La nostalgia del futuro tiene nombre y se llama Ellipse”
“Lo clásico no está reñido con lo provocador. Está hecho del mismo metal”
“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)
¿Es posible que una marca tan antigua siga marcando el ritmo del mañana? ¿O simplemente ha aprendido a disfrazar el pasado de ciencia ficción? La Oakley Ellipse 50th Anniversary no responde… pero te obliga a seguir mirando.
Visitas: 202